Nada, que no hay forma, que no se acaba. Es que claro, como llevamos “sufriéndola” desde octubre (que es más o menos cuando empezaron los repugnantes anuncios de juguetes), llega un momento en que lo que te apetece es subirte a un edificio con un rifle y disparar a todo al que se le vez feliz en estas fechas. ¿Es que todavía hay alguien contento a principios de enero? Pues ese señor o señora (como se dice ahora en los ambientes “progres”) es un desalmado al que habría que encerrar. Por su salud y por la nuestra. Recapitulemos…
-Entras a cualquier centro comercial/tienda de ultramarinos/bar de Paco/concesionario de ortopedia, y te asalta un soniquete repugnante de villancicos. Unos, cantados por indeseables que no sé que harán el resto del año (seguro que algo inconfesable); otros, por niños asquerosos a los que habría que exigir la eutanasia activa. Y te cabreas… Y te dan las primeras arcadas.
-Luego todo tan bonito, con tantas luces, que iluminan el espíritu de las buenas personas… ¡Y que gastan un huevo! ¿Pero sabes lo que implica tener durante 2 meses más de 2 millones de bombillas encendidas? Eso sí,luego entro a mi instituto y no paro de ver cartelitos encima de las llaves de la luz con inteligentes y penetrantes mensajes del tipo de: "apagame cuando no me necesites"...
-Otra cosa es la de desear buenas navidades y feliz año. El resto del año que te jodan, y si te puedo pisar la nuez lo haré con los zapatos de tacón, pero ahora todo son sonrisas y parabienes, pues esta es una época de hacer el bien, de reunirse, y de estar con la familia. Gente con la que jamás te has cruzado una palabra, ahora parece que se quieren ir a la ducha contigo de lo educados que son. ¡Si es que te mosquea tanta amabilidad!
-¡Y llega el 28 de diciembre! El famoso “día de los inocentes” en el que a todo niño le sale el bastardo que lleva dentro. Y no sólo está permitido hacer el cabrón, sino que se alienta. Se lleva a los niños a comprar petardos y artículos de broma, y luego se les incita a que los usen: “Vamos, Jose Fernando(tipico nombre progre que solo con pronunciarlo te imaginas a el y al hermano los dos vestiditos iguales con sus leotardos a juego y su nombre bordado en el jersey), échale ese cagarro de mentira a la abuela, verás cómo se ríe”. Y la abuela le da dos hostias al querido nieto o sufre un infarto, con lo que ya tenemos lugar donde cantar moñeces y ponernos tibios de mazapán revenido: la sala de urgencias de un hospital.
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Bueno creo que no me queda nada por decir sobre mi querida navidad.
Y recordad chicos,no os dejéis engañar,el turrón duro es el turrón blando del año anterior.
SALUDOS Y FELICES FIESTAS!